YA SE FÍAN LOS SECUESTROS
Para los capitalinos coahuilenses resultaba muy común escuchar noticias sobre los violentos enfrentamientos del crimen organizado enla PerladeLa Lagunay por eso con mucho temor los saltillenses eludían viajar hacia Torreón para evitarse algún encuentro desagradable.
Esos tiempos se acabaron con la llegada de los grupos delictivos no solo en la ciudad de Saltillo, sino al resto de las entidades del país, siendo insuficiente la policía municipal por lo que tuvo que intervenir la Marina, Federales y Militares.
Hay quienes piensan que con la llegada de los federales la gente que pertenece al crimen organizado salió huyendo de la ciudad de Saltillo, igual se cree que se está combatiendo a los grupos delictivos, pero también existen quienes opinan diferente.
Lo que es un hecho es que en el supuesto caso de que los verdaderos criminales se fueron o no; han dejado una oportunidad de trabajo para los malandrines o raterillos que a nombre de la “compañía” de los grandes capos, están extorsionando a los saltillenses con llamadas telefónicas.
Están surgiendo nuevos grupos de delincuentes “organizados” marca “patito”. Estas personas por lo general son empleados de confianza que después de organizarse con amistades realizan auto robos, secuestros y otras fechorías montando todo un escenario de drama para hacer pasar los delitos como si fueran auténticos.
Para quienes han tenido la cultura de la denuncia en la mayoría de los casos por no decir todos éstos han tenido como resultado que la autoridad determina que se trata de un delito donde participan los mismos empleados, debido a la inexperiencia que tienen dejando cabos sueltos y una vez sometidos a interrogatorios, los trabajadores donde se cometió el delito les gana el nerviosismo “cantando” es decir, confesando con lujo y detalles de quienes participaron y cómo lo hicieron.
La falta de nuevas reformas de procedimientos penales y civiles, hacen más lento que se dicte una orden de aprensión a los culpables, provocando que éstos mismos se confían de que la ley no les hizo nada; incentivándolos a realizar otros actos ilícitos usurpando el nombre de la compañía de la última letra para atemorizar a sus víctimas para pedir dinero.
Desde que llegaron los Federales y el Ejército Mexicano éstos criminales “patito” o también conocidos como “similares”, han proliferado, aumentando su modus operandis por medio de llamadas telefónicas, en la que participan por lo general grupos de tres o cuatro personas que se encuentran observando los movimientos desde las afueras de los negocios y domicilios para intimidar a la gente dando una descripción de todos los movimientos que se hacen al interior de éstos, narrándolo todo con la persona que establecieron comunicación; que la única función es sacar información a base del temor o de lo contrario: “sabemos donde vive y te vamos a levantar si las cosas salen mal”.
Pero si esto no lo considera nuevo, siempre existirá el ingenio de los mexicanos que nunca perdonan la oportunidad, pues empieza a surgir un nuevo grupo criminal que secuestra amas de casas para pedirles un rescate por montos de cinco millones de pesos.
A diferencia de otros secuestradores, éstos liberan a sus víctimas cuando no es cubierto el rescate por parte de sus esposos o familiares, dándoles crédito de dos o tres meses para que junten el dinero o caso contrario secuestraran a otro miembro de la familia, es decir, nace así la modalidad de esos remedos de la última letra, de ” te fiamos y me pagas después, pa´que veas que somos buena onda”
Otra particuliedad de esta banda es que son gente mala, pero bien educados, que no les gusta maltratar a las mujeres, platicadores y aparte de eso les dan una explicación con lujo y detalle de cómo fue planificado el secuestro y lo que piensan hacer a su otro familiar en caso de no juntar el rescate.
El tiempo del secuestro depende de la rapidez con la que actúen las autoridades para ver el caso, pero si interviene los soldados ésta es liberada en uno o dos días o cuando menos eso es lo que sucedió con una ama de casa que remetió enojada en contra de su marido por no haber pagado a los secuestradores los cinco millones de pesos, pero tampoco se acogió a la “facilidad de fiado”.
Estos nuevos estilos de autosecuestros, no serán los primeros ni los últimos que se empezarán a dar ante la impotencia de aquellas mujeres que prefieren convertirse en un “patito”, que recurrir a un divorcio en donde saben que la cantidad por una pensión de alimentos es una baba de perico que no quieren terminar con una mano adelante y la otra atrás.
Lo peor del caso es que las autoridades se creyeron el cuento y comprenden que la situación económica del país es dura y que ahora los nuevos delincuentes son tan compresivos que dan línea de crédito a sus víctimas y para no generar gastos en alimentos y hospedaje prefieren liberarlos para que en la comodidad de sus hogares junten el dinerito. (Guillermo Robles Ramírez Premio Estatal de Periodismo 2011) www.intersip.org
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